Ofrenda for the Arecibo Observatory
Cosmologists claim that only dying stars can make gold.
Perhaps that is why William Gordon had you built
on the peak where Lope Conchillos strangled the cacique
you were named after. Countless students of the quark
will tell you they came because there is no better place
to examine Cepheid Variables, leaving out their own
predilections for fresh concha and the eighteen holes
at Dorado Beach. We know that galaxies are isotropic,
everything looks the same from all locations, that in
a universe of pulsars and scalar fields we’re already
kin with the axions from 10 billion lights year away
that made our existence possible. But those who
constructed you were taught to process the world
through Descartian eyes that believe the viewer
is separate from what they observe, a position
penned by toxic men who categorize models of dark
matter into WIMPS and MACHOS. Just as the children
of Orocobix did not let the settler habit of carving
up and claiming the inexplicable keep them from
enjoying their verandas with their sobrinos, you were
not deterred by having been bolted to Rio Abajo.
You were proud to teach us that pulsars can be reborn,
to offer us a peek at the ice on Mercury and give us
our first glimpse of Venus, sending out a friendship
call to the extraterrestrials that might one day swing
by our vector. If the universe is a story and Astro-
physicists are that story’s griots, you were the gluons
that bound the two. Generations of Boricua school
children were provided space to dream upon your
majestic observation deck, placing the Crab nebula
right in their copper palms, compelling them to put
their ear up to the shell of a quasar and listen to Fast
Radio Blasts arriving from the unknown. Es verdad,
you were erected by the gringos upon land belligerently
appropriated, and their big budget film crews cordoned
you off whenever they needed a fabulous establishing
shot. Pero no es importante. You were always ours,
nurturing us with sagas of life beyond this trifling orb
of dominion and wonder that keeps us in its thrall.
Ofrenda por el Observatorio de Arecibo
Los cosmólogos afirman que solo las estrellas moribundas pueden producir oro.
Quizás por eso es que William Gordon los obligó a que te construyeran
en un pico en el que Lope Conchillos estranguló al cacique
según el cual te nombraron. Un sinnúmero de estudiantes del cuarks
te dirán que vinieron aquí porque no hay mejor lugar
para examinar las variables cefeidas, sin mencionar
su propia predilección por conchas frescas y dieciocho hoyos
en el Dorado Beach. Sabes que las galaxias son isotrópicas,
todo se ve igual desde todos los lugares, que en
un universo de púlsares y campos escalares ya somos
parientes de los axiones a diez mil millones de años luz
que hacen posible nuestra existencia. Pero a aquellos que
te construyeron les enseñaron a procesar el mundo
desde ojos cartesianos que creen que el observador
está separado de lo que observa, una postura
que acuñan hombres tóxicos que categorizan modelos
de materia oscura en las siglas inglesas WIMP y MACHO.
Así como los niños de Orocobix no permitieron al colonizador
el hábito de trocear y clamar para que lo inexplicable los librara
de disfrutar de sus terrazas con sus sobrinos, ustedes no quedaron
disuadidos por tener que haber huido a Río Abajo.
Con orgullo nos enseñaron que los púlsares se pueden renacer,
para ofrecernos un vistazo del hielo en Mercurio y darnos
nuestra primera ojeada de Venus, enviando un llamado
de amistad a los extraterrestres que pudieran algún día pasar
por nuestro vector. Si el universo es una historia y los astro-
físicos son los griots de esa historia, ustedes eran los gluones
que unieron a los dos. Generaciones de niños boricuas
de edad escolar fueron provistos del espacio para soñar en su
majestuosa torre de observación, al colocar la nébula del Cangrejo
justo en sus palmas cobrizas, al compelerles a que pusieran
la oreja en la cocha de un cuásar y escucharan Ráfagas
Rápidas de Radio que llegaban desde lo desconocido. Es verdad,
fueron erigidos por los gringos sobre tierra apropiada
por la guerra, y sus equipos de filmación con grandes presupuestos
los acordonaron fuera cuando necesitaban una fabulosa toma
de ubicación. Pero no es importante. Ustedes siempre fueron nuestros,
alimentándonos con sagas de vida más allá de este orbe insignificante
de dominio y asombro que nos mantiene en su cautiverio.