Mi abuela
Así era la historia,
mi abuela resumía el hambre
en dos palabras como dos grandes ojos
No tuvo tiempo para tejer botines,
era un silencio a tropezones
que le cubría las manos de callos,
y aunque le habían dicho del futuro
en ella habitaban días lentos
en que con la mano al hombro del vecino
enterraba memorias y memorias
Lo conocí hace tiempo
cuando su caminar era una estampida
de tacones,
cuando sus ojeras encendidas
encontraban caras familiares
Entonces le era fácil sacudir
la lluvia de los ojos
y estirar la mano en dirección al sol
En su vestido bailaban las flores,
se sabía de memoria cada esquina
y no aquel mapa de alfileres
que al final tenía prendido al corazón
Un día se desató de la lluvia
de palabras del abuelo
y se fue,
su voz alcanzó el rango del recuerdo
de ser vivo.