Flor de carne
Enmudezca el trovador
si, olvidando sus deberes,
no te canta a ti que eres
flor de carne o carne en flor.
A ti que por tus primores
y tus galas prodigiosas,
eres reina de las rosas,
reina de todas las flores.
Que tu cuerpo seductor
muestra con garbo gentil
la galanura de abril
y de mayo el esplendor
Tú, si alegre y placentera
posas al pie sonrosado
en el vergel agostado,
enciendes la primavera;
Pues la tierra, estremecida
por tu contacto vital,
en floración virginal
abre su seno a la vida.
Flor de carne o carne en flor,
por tu belleza ideal
eres la rosa triunfal
en toda fiesta de amor.
No puede mi pensamiento
compararte con las flores,
cuyas galas y colores
están a merced del viento,
Porque tu carne de flor
es Forma por Dios ungida
con el óleo de la vida
para encerrar el amor.
Y el amor en ti fulgura,
reina de todas las flores,
con eternos resplandores
de ilusión y de ventura.
En la vida universal
eres honda vibración
germen de toda pasión
meta de todo ideal.
Poema de un solo verso,
son tus sílabas canoras
palpitaciones sonoras
del alma del Universo.
Que eres la rosa más bella
porque en tu Forma sagrada
encarnó Dios su mirada
en un titilar de estrella…
Mis trovas, como caricias
de una mano enamorada,
de tu Forma consagrada
van cantando las primicias.
Que tu seno de paloma,
un volcán abrasador
en que el fuego del amor
por dos cráteres asoma,
Es onda de armiño inquieta
perfumada de azahar,
hecha para descansar
la cabeza del poeta.
Tiene tu voz el soñero
són del aura en la espesura,
y tu cutis la frescura
del rocío mañanero.
De tu palabra discreta
y tu candor virginal
mana el aliento ideal
de la tímida violeta.
Brinda aroma de jazmín
y grato sabor de miel
el deslumbrante joyel
de tu boca de carmín.
Y tus labios primorosos
parecen, cuando sonríes,
dos claveles carmesíes
de ser tuyos, orgullosos.
Si miras, matas de amor
si sonríes, embelesas,
si besas, mujer, si besas….
¡nace del beso una flor!
Oh flor de carne lozana,
oh lozana carne en flor:
en ti fulgura el amor
como una visión pagana.
Por ti del hondo quebranto
vence el hombre la acechanza:
que eres iris de esperanza
aún en la gota de llanto.
Por ti se adora el deber
y se alcanza la victoria:
que hasta la patria y la gloria
tienen el nombre de mujer.
Por ti la frente serena
alza el guerrero en la lid:
que no hubiera habido un Cid
a no haber una Jimena.
Por ti, inspirado, el cincel
fija en el mármol la idea:
que Venus es la presea
ambicionada por él.
Por ti, tendido el amante
bajo la verde enramada,
deja vagar la mirada,
ansiosa, soñera, errante….
Por ti suenan, como arras
conquistadas por tus fueros,
el chocar de los aceros
y el plañir de las guitarras.
Por ti que su ser animas
con gracias de sortilegio,
anhela el poeta egregio
ser inmortal en sus rimas:
Pues de tu amor al aliento,
del sacro vate en la mente
en carmen de luz ardiente
cristaliza el pensamiento.
Por eso afirmo, mujer,
que la luz que te ilumina
es la mirada divina
puesta por Dios en tu ser.
Por eso, al ser tu cantor,
ansío, por arras, flores,
y por lauros triunfadores
las preseas de tu amor….
Pues tú, mientras brille ardiente
el sol en el firmamento
y en tanto que el pensamiento
vibre radioso en la mente:
¡Flor de carne y carne en flor
por tu hermosura triunfal
serás la Flora Natural
en toda fiesta de amor!
(1922)