Ambos éramos bohemios
Ambos éramos bohemios
En un sueño que he soñado,
Ambos éramos bohemios
Y sin rumbo caminábamos…
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Una tarde misteriosa
De improviso tropezamos;
Yo muy pálida y sombría,
Tu sombrío, mudo y pálido…
Nos miramos, nos miramos largamente.
Deteniendo nuestros pasos…
Con los labios entreabiertos
Sin poder lograr hablarnos…
Ambos éramos bohemios
Y sin rumbo caminábamos…
Por la estrecha callejuela
Cual errante vagabunda
Continúe yo caminando…
Mientras tú amorosamente
Con un dejo de tristeza,
Caminabas a mi lado…
Lentamente, lentamente,
Por las calles silenciosas
Caminando continuamos…
Tú cogido de mi brazo
Ambarino, suave y lánguido…
Y muy juntos nuestros rostros
Hondamente nos mirábamos…
Siendo tal nuestra emoción
Que aún seguíamos callados,
Temblorosos, taciturnos
Pensativos, cabizbajos…
El crepúsculo escondía
la hermosura de la tarde
En su negro relicario…
Y una ráfaga de aire
Azotó insolentemente
Mis cabellos despeinados…
Sentí hambre y mucho frío,
Y aún seguíamos andando…
Taciturnos, temblorosos,
Pensativos y callados;
Tú cogido de mi brazo
Ambarino, suave y lánguido…
Ambos éramos bohemios
Y sin rumbo caminábamos…
Junto a un parque,
Tristemente nos sentamos
Y mis piernas temblorosas
En la hierba reposaron…
—¿Tienes hambre, nena mía?
Preguntáronme tus labios
Temblorosos por el frío
Y el cansancio.
Yo perdía el conocimiento…
—Solo es frío… Es cansancio—
Quedamente te decía
Al besar tus rojos labios…
Para no desesperarte,
Para no causarte daño
Y con mimo me anidaste
En el hueco de tus brazos.
—Sólo es sueño, —duerme vida—
Me decía suspirando,
Alisando las volutas
De mis rizos despeinados…
Y quedéme bien dormida
En el nido de tus brazos.
Ambos éramos bohemios
Y volvimos a encontrarnos…