Skip to main content

The Puerto Rican Literature Project The Puerto Rican Literature Project

English translation coming soon.

Romance del soldado muerto

Delis Negrón

1944

¡De rodillas cae el cielo

ante el dolor de una madre!

¡Su luto no es pasajero,

es luto de eternidades!

Dios te salve, madre fuerte,

porque tu angustia es muy grande,

porque tienes en el pecho

tus recuerdos de puñales.

Tu niño, aquél que mecían

tus brazos blancos de esmalte,

el que bebió de tus senos

leche tibia, amor y sangre,

el que te daba caricias,

deseos de sabor de carne,

el que llenó tu alcancía

de muchas felicidades,

el que llenaba tus ojos

de unas lágrimas fugaces,

el que te dió todo el oro

de su sonrisa de arcángel.

¡Ese se encuentra pudriéndose

en la entraña de otra madre,

en la entraña de la tierra

bajo unos lirios fragantes!

Cayó en el campo de guerra

que bendijo con su sangre,

con noble perfil de héroe

y fragilidad de naipe.

Regó la sangre enemiga

en los campos de combate,

y arropado en su bandera

cayó en la noche insondable,

en la noche de la muerte,

de la que no vuelve nadie,

y le cruzaron las manos

frías como dos metales,

y ahora de sus nobles restos

lirios y amapolas nacen.

Sus huesos junto al fusil

cantan requiescat in pace.

Humilde cruz de madera

dialogando con el aire

dice cómo murió tu hijo,

madre fuerte, triste madre,

y al ver tu dolor inmenso

quiso el cielo arrodillarse.

Tu luto no es pasajero,

es luto de eternidades!

Madre que tienes clavados

los recuerdos en tu carne,

que tus brazos amorosos

tendidos en las noches abres

buscando una sombra amada

que también quiere abrazarte,

sombra cubierta de heridas

por donde escapa tu sangre,

cuando miras esa sombra

gritas con voz ululante:

“¡Hijo mío! ¡Dame besos,

besos de sabor de carne!

¡Bebe el jugo de mis senos

que quiero resucitarte!”

Pero la sombra se va

hacia donde nadie sabe

y en su noche de amarguras

y luto de eternidades

como una estatua de piedra

queda llorando la madre,

y sus palabras gotean

en el silencio cobarde:

“Hijo mío, hijo mío!

¡Besos y caricias dame!”

Y solo responde el viento:

“¡Dios te salve; Dios te salve!”

¡Tu luto no es pasajero,

es luto de eternidade,

de rodillas cae el cielo

ante el dolor de esa madre!

Y en Sicilia, bajo el polvo,

bajo los lirios fragantes,

estremecen unos huesos

los sollozos de una madre!

Rights: Delis Negrón