Búsqueda
Por largo tiempo silente.
Siempre cerca, vigilante, discreto.
Le das sustancia a lo intangible.
Y cruzas los brazos sin decir nada.
¿Por qué la dejé ir?
Pues no sé, quizás me
asustaban sus almendrados ojos.
O temía ser esclavo
de sus caderas rítmicas, poderosas.
Vendrán otras, y ensayarán mis brazos.
Buscando el quejido dulce
del asalto nocturno.
Pero te diré: tienes que
hablar más a menudo.
No basta con arquear una ceja
o fingir que estás ronco.
A veces confundido,
pero nunca engañado.
¿El camino? No hay
amino, carajo,
No hay mapas,
aunque sí muchos estorbos.
¿Que qué haremos ahora?
En tu silencio no hay
ciencia, espectador maldito.
Como alquimistas fracasados
mas obstinados
seguiremos buscando.