Tranquilidad
Hoy mi casa me recibe
con una dulce quietud,
todo lo que en ella vive
tiene olor de juventud.
Ríe el sol de mediodía
con franca jovialidad,
y la pobre estancia mía
se embriaga de claridad.
Por la ventana que cubre
una enredadera en flor,
entra la brisa de Octubre
como un poema de amor.
Mi amada borda tranquila
sobre un sofá de bambú
y a medio tono deshila
la cantata de Mambrú…
Mi gatita caprichosa
sigue la curva triunfal,
que traza una mariposa
escapada del rosal.
De suaves mimos me llena
mi perrito negro y fiel,
mientras suena, suena, suena
su gracioso cascabel.
Hay amor, hay alegría,
duerme en su jaula el afán
de luchar en este día
por un pedazo de pan.
Hoy mi casa me recibe
con una dulce quietud
todo lo que en ella vive
tiene olor de juventud.