Guarionex
Seguido de sus flecheros
marcha Guarionex, altivo,
a degollar castellanos
y perseguir enemigos
Arde ya Sotomayor
por las llamas sorprendido
y el incendio se propaga
devorando el caserío.
Silban las agudas flechas,
y al asalto prevenido,
hacha del sílice férreo
maneja arrogante el indio.
La macana de palmera
tiene cortantes los filos,
y el guanín de oro, brillante,
luce Guarionex erguido,
las plumas de su penacho
agita el viento al capricho,
brillando tornasoladas
con los colores más vivos;
el cacique es el primero
en arrojarse al peligro,
y a los flecheros seduce
con su formidable grito;
el asalto está empeñado,
y el viento lleva, en sus giros,
del arcabuz el estruendo,
y el clamor de los heridos;
fuego vomita el incendio;
flechas arrojan los indios;
y un puñado de valientes
defienden el caserío.
Salazar los acaudilla,
capitán de muchos bríos,
cuya espada cortadora
por doquier abre camino;
mas, ceden los castellanos
y retroceden vencidos
caminando hacia Caparra
sin esperanzas de auxilio,
seguidos de Guarionex
que luce el guanín, altivo,
degollando victorioso
a los pobres fugitivos.