La alcaldesa
La señora alcaldesa muy ufana vivía.
(El cargo de su esposo le brindaba ocasión.)
A la moda reinante su obediencia rendía
con cerquillo a la frente y su gran polisón.
En las fiestas del pueblo nunca a un baile faltaba
de los bailes famosos en la Casa del Rey.
Por jugar lotería, sus salones llenaba
una noche tras otra la pueblerina grey.
Madre sencilla y débil, sus cuatro muchachitos
no eran cuatro muchachos, sino cuatro diablitos,
desolación y azote de toda pulpería.
Avara de su honra, que siempre guardó ilesa,
por criticar calumnias, trataba con dureza
al infatuado médico; porque el tal, cierto día...