Augurio
En el callado huerto, yo era un niño
Con impetus de loca primavera
Y tú, una mariposa prisionera
En el castillo azul de tu corpiño.
Aquella noche,—de las Mil y Una—
Al par que nuestras bocas se juntaban
Y nuestras almas mariposeaban
Bajo el claro encantado de la luna,
Atraído, quizás, por tu belleza
O por el nido obscuro de tu pelo,
Un murciélago audaz del combo cielo
Dió un aletazo sobre tu cabeza.