Nocturno Viejo
¿Te acuerdas de aquella noche frente a la bahía?
Los barcos iban y venían en constelaciones de luces.
A lo lejos se veía Cataño como una península de neón.
Arriba el cielo estaba casi del todo oscuro,
como abochornado del terrenal despliegue,
con sólo una estrellita aquí y allá,
algún lucero.
Todo esto lo veíamos desde nuestra almena,
¿la recuerdas?, el parapeto musgoso
a poca distancia de la Fortaleza,
junto al turístico monumento de La Rogativa.
A nuestra izquierda (la dirección no es metafórica),
las luces del palacio del Gobernador estaban encendidas.
Pero sólo un guardia melancólico y dormido
se paseaba frente a los portones fumando un cigarrillo.
Aún recuerdo el peso de tu mano, tu cintura,
y nuestras fantasías de conspirar o de emigrar
(hicimos lo segundo),
mientras mirábamos las luces del palacio del Gobernador,
y nos besábamos,
y a ratos caía un meteorito.