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English translation coming soon.

Campesina criolla

Luis Llorens Torres

1967

Campesina, la campesina

de audaz ojera tropical,

muy hermana de la gallina,

sabrosamente femenina

y frágil como de cristal.

 

Campesina de las montañas,

campesina de los bohíos,

mi campesina, que te bañas

en la penumbra de las cañas

sobre el remanso de los ríos.

 

Campesina madrugadora;

alma germana de la aurora;

fresca como una cantimplora;

de amplia cintura, gordos denos,

pálida tez y ojos morenos.

 

Por delante de tu bohío,

una verde alfombra se tiende,

desde la colina hasta el río.

Diana de cocuyos la enciende

y el alba la unge de rocío.

 

¡Quién pudiera, mi campesina,

vivir contigo en una hacienda,

y despertar con la neblina,

y ayudarte tras la cocina

a ordeñar la vaca berrenda!

 

Feliz madrugador galán

el que a ti llega en su alazán,

para que tu mano le dé

una rebanada de pan

con una taza de café;

 

café molido en el mortero

y colado por la mañana

sobre el fogón que su humo emana

por las hineas del alero

en mechones de barba cana.

 

Mi campesina, ¡quién pudiera

seguir tus pasos, como un perro,

cuando vas a la sementera

o cuando bajas por el cerro

brincando como una ternera!

 

En el bochorno del estío

sales a buscar agua al río

y la cargas en la cintura

y tienes siempre en tu bohío

un calabazo de agua pura.

 

Bajo la crepuscular calma,

de tarde, rondas por el valle,

o te tumbas junto a una palma,

con una rosa sobre el talle

y una sonrisa sobre el alma.

 

Sabes a vida y a esperanza

y haces del jíbaro tu esclavo

cuando te das toda en la danza

y en la fiebre del güiro bravo

hueles a canela y a clavo.

 

En la honda noche misteriosa,

tu mano es tibia y amorosa;

sabia tu boca; y tu cadera,

como anca indómita y nerviosa

de fina jaca sabanera.

 

Bajo la egida de tu ala,

tu huerto da frutos benditos,

tu cabra tiene dos cabritos,

y tu gallina va a la tala,

seguida de siete pollitos.

 

Tus flores nacen sin la ayuda

del abono ni de la azada

en tu jardín de tierra cruda;

pero en una lata oxidada

cuidas una mata de ruda.

 

Amo tus ríos, tus cabañas,

las trovas de tu ruiseñor;

amo tu nido y tu calor;

y quiero ser de tus montañas,

siendo tu esclavo y tu señor.

 

Y en tu bohío yo quisiera

mecer la hamaca que te duerme,

y destrenzar tu cabellera,

y bajo de ella adormecerme

como bajo una enredadera.

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