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English translation coming soon.

En las lagunas de Guanica

Fidela Matheu y Adrián de Rodríguez

1909

A Salvador Brau.

 

“Númen felix; ingénio peregrino

Que ansioso del laurel para tu frente,

Robaste á Calderón su estro divino,

Y al Fénix inmortal su inquieta mente.”

 

S. Brau.

(Canto á Eguílaz.)

 

Génio invisible que al dormido lago

Bajas de noche á humedecer la frente

Y en hilos invisibles de luz pura

Te meces en sus aguas dulcemente.

 

Ven, que á buscar en sus orillas vengo

La dulce inspiración, la melodía

Que prestas á las célicas canciones

Del vate agreste de tu selva umbría.

 

Es la tarde, las nubes silenciosas

Cruzan fugaces el risueño cielo,

Las auras rizan las dormidas aguas

que devuelven su halago con un beso.

 

En la bordada orilla, entre los juncos,

Las aves que en la orilla jugueteaban

Buscan abrigo al frio de la noche

Que envuelta entre crepúsculos avanza.

 

¡¡Cuánto goza mi alma!! me parece

Que de este fondo inmóvil y sombrío,

Ha de brotar envuelta entre celajes,

la esperanza feliz de mi destino.

 

Héme por fin entre tus lagos bellos;

Aquí, en los campos que nacer te vieron,

Génio que invoco en mis delirios siempre,

Génio que brota siempre de mis sueños.

 

De otras playas, perdida la aventura,

Rendida el alma de dolor y pena,

Vengo á buscar en tu retiro agreste

la paz que el campo al corazón le deja.

 

Yo sé bien por desgracia, que remedio

No habrá que cure la desgracia mía,

Pero al menos, tal vez si no curada,

Endulzarás mi dolorosa herida.

 

Ya te miro salir, Génio celeste;

No en vano te invoqué; que nunca en vano

Se llega á las orillas transparentes.

de tus risueños y dormidos lagos.

 

Ya miro relucir sobre tu frente,

La aureola que ilumina con luz pura

El ámbito anchuroso de este campo,

Campo feliz do se meció tu cuna.

 

Cuentan que un día, las tranquilas aguas

Se miraron bañar de resplandores,

Y de su fondo azul salieron rayos,

Que ostentan del iris los colores;

 

Una música dulce y armoniosa

El espácio llenó de melodía,

Y las flores al beso de la auras,

Dieron más bellas su fragancia rica.

 

Aquel día brotaste de las aguas

Y de entonces protejes á los tristes,

Que vienen á llorar sus desventuras

A los lagos hermosos donde vives.

 

¿Podrá brillar entre tus linfas claras,

la negra estrella que mi suerte guía?

¿Podrá trocar su nebulosa disco,

Por otra luz más refulgente y viva?

 

Inmóvil te contemplo; tus miradas

Tristes se fijan sobre mí con pena,

Ya sé que no hay consuelo á mis dolores,

En los ámbitos mudos de la tierra;

Que en vano busco la perdida calma,

En el cristal luciente de tus aguas;

Tú no puedes hacer que broten nuevas

las flores de mis muertas esperanzas.

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