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English translation coming soon.

Los ojos de Jesús

Manuel Martínez Rosselló

1922

  ¡Qué triste son tus ojos,

Jesús, qué tristes son!

Son tristes sin enojos;

brillan como cerrojos

del arca de Sión.

 

   En tu pecho está el arca

y la puerta en tu faz,

que el infinito abarca;

¡Pareces un monarca

siempre sonriendo en paz!

  

   Tus ojos son cerrojos

que se abren sin pasión;

sin adios, sin enojos;

y por esos tus ojos

se asoma un corazón!

 

   Por ellos mansamente

se muestra el alma—luz

que se irradió en tu frente,

 

   Fué bueno y lo lancearon

en brazos de una cruz;

cuando lo atravesaron

como gotas de sangre brotaron

estrellas de luz!

 

   Fué bueno y vivió haciendo

obras de caridad;

fué siempre repartiendo

milagros y bondad!

 

   Resucitó a los muertosM

a los ciegos curó;

y en todos los desiertos

de los ánimos yertos

sus rosales sembró.

 

   Fué grande en sus bondades,

y en su hermosa quietud

de llanto y soledades

tuvo una gran virtud:

 

   Perdonar con nobleza

de Judas la traición;

Era todo grandeza,

era todo pureza,

aquel gran corazón!

 

Si vuelves, con tu mano, 

a violar, sin piedad, 

¡oh, cruel género humano

esa arca de bondad,

 

   su sangre bienhechora,

que es luz y es esperanza;

será tu redentora

al rodar por tu lanza!

 

   ¿No lo ves sin defensa?

¡Qué noble corazón, 

lleno de pena intensa

en la desolación!...

 

   ¡Oh, corazón hermano,

lanceado en una cruz,

por el género humano!

¡Diste por sangre luz!

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