Epístolas
Mi corazón,
como una rosa de pasión,
va en esta carta, tembloroso
y suplicante,
como un chiquillo temeroso
o como un pobre agonizante
que busca la mirada del perdón.
Tus palabras de oro y de ilusión
tu juramento férvido de amor,
¿qué ha sido dél?
¿Es que así cambia el corazón,
el corazón de una mujer?
Mi corazón,
como una rosa de pasión,
se abre a tus plantas,
santas
y te rinde su querer…..
¡Quiero tu amor!
Divino amor que me llenaste de placer,
Amor y luz de una mujer!
¡Sueño de un ciego corazón!
que creyó ver!...
Yo siento en mí la gestación de oro,
principio fecundante del tesoro
que vi desparecer
en el abismo negro a que se asoma
una anacrónica paloma
divina mensajera del ayer…
Mi corazón
es una rosa de pasión
deshojada a tus plantas de mujer…
Rights: Public domain