Arqueadas
En la oscuridad sublime
de tu cueva estremecida
suspiro desde la orilla
en que diviso tu vientre.
En tu epidermis de lunas
me hago camino y corriente,
que en tus lunares se vierte
mientras el agua se crece.
De pronto tus ojos se llenan de flores
de luces, de dioses, te bañas de soles.
Profunda y adentro me vuelves colores,
arqueada en mi templo escribes canciones.
Siento en tu suelo el arroyo que crece
si tus caderas tiemblan y se mecen.
Soy de tu cueva porque ahí amaneces;
clara y serena, me quedo si oscurece.