Ilusión perdida
No pretendas la luz de mi esperanza
disipar con tu enojo, ángel querido:
no me hagas marchar despavorido
al desierto tenebroso del pesar.
En el mar del olvido echa mis culpas,
pues si ruda mi pena se acrecienta,
es un año de dolor que me atormenta
sin que pueda tus caricias olvidar.
En buscarte, mi bien, paso las horas
como busca delirante el airecillo
del espeso y ameno bosquecillo
las flores que acostumbre embalsamar.
Y si en el cielo feliz de mi ventura
brillar, no quieres, estrella de mi guía,
fueron vanas tu ilusión y fantasía
con que hiciste un alma pura suspirar.