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The Puerto Rican Literature Project The Puerto Rican Literature Project

English translation coming soon.

Ad Alta

José G. Padilla

1920

 Sorprenden al barco viajero

ciclón , que en la mar se fragüa

lanza el viento un hombre al agua

¿Quién es?      ¡Nadie!   Un marinero!

  En revuelta lid marcial

una bala desdichada,

mata un soldado.    Bien!     ¡Nada!

  No es siquiera un oficial!

    Muere un hombre: dadle nombre,

que se llame Juan… ó Blas,

si es un hombre, y nada más;

se le resta ¡Murió un hombre!

  Ni financiera, ni artística,

ni social, tenía importancia:

era.      un bulto:   era, en sustancia.

un alma de la estadística.

  Mostró apenas, el perfil,

y está todo su historial

en el libro parroquial,

y en el registro civil:

  Allí, en dos fólios, en dos,

breves constan y elocuentes,

la vida y los accidentes,

de aquél. de aquél Juan de Dios!

  Sus hijos lo llorarán,

—perdonen si me equivoco—

si el pan se sobra,     muy poco,

muy mucho, si falta el pan     !

  Y otras lágrimas no implore,

porque no tiene derecho:

al cabo y al fin.      ¿que ha hecho

para que el mundo le llore?

  Fué una cosa,       una entidad,

fracción, que se menosprecia:

en el siglo no se aprecia

sinó lo que es cantidad.

  Caiga en la fosa común,

Y piérdete allí en buen hora;

Se debe llorar;       se llora;

pero, conforme y según.

  Se llora, cuando el que muere

supone, por varios modos,

algo, que es algo… de todos,

algo, que a todos nos hiere:

  Algo, como el capitán,

que si se ahoga en el charco,

deja sin gobierno al barco

á merced del huracán:

  algo como el general,

que al caer, lleno de gloria,

lleva, tal vez, la victoria

en su carro funeral:

  algo, así   , como una entraña

que se arranca al organismo:

el pedazo de uno mismo

que más duele, que más daña:

  en fin, algo, como un astro

que de luz el orbe puebla,

y deja negror, tiniebla,

cuando se extingue su rastro:

  entonces, llanto sincero

derrame el mundo cuitado.

que no lloró a uan marinero!

  Si entónces hay quien descarne

su herida, con diestra mano,

Verá que el hierro inhumano

ha entrado bien en la carne:

  verá, verá como brota

la sangre de los más hondo,

y que en el fondo     en el fondo,

se queda siempre, una gota! ..

  Es el dejo de la hiel,

que el dolor allí resuma

fermento,    vírus,    espuma,

de lo amargo y lo cruel.

  Melancólica obsesión,

abrumadora tristeza,

lo que carga la cabeza!

lo que oprime el corazón!

  Eso, tan grande,    tan grande,

que en el pecho se aposenta,

y que el pecho no revienta

por qué el músculo se expande:

  eso, que invariable, fijo,

no concede paz, ni calma;

¡eso, que lleva en el alma

la madre, que pierde un hijo!

 

II.

 

  Y      ¿qué es, en suma, qué es

sensación tan misteriosa?

gota, que el vaso rebosa

y en él se estanca después:

  serpiente, que cuando yerta,

sus anillos hace rosca:

que tibia, los desenrosca: ..

que muerte cuando despierta:

  es el recuerdo, que dura,

es la memoria, que vuelve,

vapor, que no se resuelve

por más que sube á la altura.

  Es ver en la rubia tinta

de un sol que tras montes nace,

después de Dios, que lo hace,

á Campeche que lo pinta:

  y en el ave que en la sierra

saluda el alba cantando,

á Tavarez, reludiando

los aires de nuestra tierra.

  Es ver entre la neblina,

que colora el sol levante,

perderse vaga, distante,

la sombra de Alejandrina:

  y entre los nimbos de grana

que en el cosa reparte,

á Vassallo y á Vidarte,

á Saez, Acosta y Pastrana

  y surgir en los misterios

de penumbras sepulcrales,

Soler, Dávila y Morales

en distintos cementerios.

  Es Sancérrit, noble, rudo,

sucumbiendo en la labor,

cómo el bravo gladiador

que muere sobre el escudo.

  Es de Angélica el cantar,

que remeda en blando arrullo,

el cadencioso murmullo

de los vaivenes del mar:

  González, que de la ciencia,

los secretos mil explora:

Aranzamendi, que llora

con la rima y la cadencia:

  es vivir en el ayer,

preguntándole al pasado,

por Álvarez, por Corchado,

y por Tapia y por Gautier:

  buscar á Hernandez, Quijano,

á Derkes, Puente y Padial,

y hallarlos en el umbral

del panteón borincano.

  Es arrancarlos de allí,

sin olvidar á ninguno,

y después, uno por uno,

irlos evocando aquí!

  Ellos, que tomaron parte

en las lides del talento

marcado tienen asiento

en el santuario del arte:

  y aquí, al honrar su valer

comprendamos que en rigor

más que hacerles un honor

eso es cumplir un deber

  Su mano fué la primera

que con victorioso empeño,

del arte puerto-riqueño

alsó al aire una bandera:

  y de la historia el proceso

á grandes voces pregona,

que fueron en esta zona

apóstoles del progreso.

  Síntesis, encarnación,

de lo que es Dios en esencia,

y se llama. inteligencia,

númen, genio, inspiración.

  Eso, que la frente quema,

que exalta la fantasía,

dentro del cráneo, poesía,

dentro del pecho, poema.

  Lo que deslumbra y encanta,

lo que pinta, lo que crea,

el sentimiento, la idea,

lo que llora, lo que canta!

  Lo que del arte á través,

se llama en el Cielo, sol,

Cervántes, en español,

y Victor hugo, en francés:

  Lo que al tomar forma y sér

aquí, recibió los nombres

de aquellos ilustres hombres,

y de una y otra mujer.

 

               III.

 

Hoy mi voz, que los aclama,

pide á la patria también,

un laurel para su sién,

un mármol para su fama:

  el reflejo de una luz,

la vibración de un gémido,

lo que salva del olvido,

sea una piedra, sea una cruz.

  Y los que sepan rezar,

que recen á su memoria,

mientras cantamos su gloria

los que sabemos cantar.

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