De los tilos y las lilas
Ella como un amanecer nocturno
asomada al jardín adormecido,
atisbando el ensueño de las flores
con sus inmensos ojos pensativos…
La luna en la ventana de los tilos…
Ella auscultando en la fontana de oro
una enferma poesía de latidos,
y poniendo al final de cada estrofa
la hipsipila invisible de un suspiro.
La luna en la ventana de los tilos…
Ella, vecina al éxtasis, evoca
el épico plantaje de un castillo,
y azulmente de un príncipe cautivo.
La luna en la ventana de los tilos…
Y trina el ruiseñor…En las estrellas
se alargan los puñales de los brillos,
y ella siente que dentro de su alma
cada puñal ha traspasado un trino.
La luna en la ventana de los tilos…
Y llora. ¿Por qué llora? Hay un extraño
temblor sobre su senos encendidos,
que interpreta con cándida malicia
la luna en la ventana de los tilos.
Ella, desnuda ante el espejo, palpa
sus formas, y el cordaje de sus líneas,
y retiembla una música de fuego
como si hiriera una vibrante lira.
La luna en la ventana de las lilas…
Ella siente escozores desgreñados
y sus nervios histéricos palpitan,
cual si en su cuerpo resbalaran áspides
sobre panes coléricos de avispas.
La luna en la ventana de las lilas…
Ella contempla el tálamo de encajes
como un revuelto mar, y repentina,
salta como una estrella en las espumas
entre los alborotos de su risa.
La luna en la ventana de las lilas…
Los encajes de seda endurecidos
le burbujean cálidas cosquillas;
ella se vuelve copo, lampo, gata
y en el misterio de su carne, vibra.
La luna en la ventana de las lilas…
Y piensa, “¡Oh, si estuviera el bien amado
cómo con sus melenas jugaría!”,
Mientras echa sus pétalos de sueño
La luna en la ventana de las lilas.
La luna en la ventana de los tilos…
La luna en la ventana de las lilas…
Y ella, soñando estrangularle a solas
profundamente se quedó dormida…