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English translation coming soon.

En la herrería

Antonio S. Pedreira

1922

Hay canciones de yunque desde que empieza el día

Hasta que cae la noche y envuelve la herrería.

 

El herrero hecho nervios, robusto y corpulento,

Canta con el martillo sobre el yunque sonoro

Y arranca a los metales un profundo lamento

Entre un temblor brillante de lágrimas de oro.

 

Un desorden de ruedas de varillas y lanzas,

Ocupa el negro suelo;

Mientras el buen herrero se llena de esperanza

Bajo la sonriente serenidad del cielo.

 

En las tablas de un seto, carcomidas y oscuras

Se ve mintiendo adornos algunas herraduras

Con tornillos y clavos y tuercas y arandelas,

Y forman un muestrario

Que mueve un movimiento imaginario

Al rojo resplandor de la candela.

 

Hay un soplo de vida por toda la herrería

Desde que nace el día hasta que muere el día…

 

No descansa un momento 

El fuelle de la fragua

Que es amiga del viento

Y enemiga del agua.

 

El metal indomable sufre al fuego su encierro;

Es un milagro dúctil de púrpura y de brillo;

Y al batirse el martillo sobre el fuego del hierro

Se estrellan las tinieblas a golpe de martillo.

 

Y el forjador trabaja; se baña en sus sudores;

Pone tersos los músculos a fuerza de golpear;

Sufre frente a las llamas quemaduras y horrores

Y no se sienta nunca a rato a descansar.

 

Mas… Después del trabajo, cuando llega la tarde

Y los ruidos descansan y la fragua no arde,

Y suspenden los yunque su divina canción,

Retorna el bueno herrero al familiar regazo,

Con el libro en que estudia metido bajo el brazo

Y en la mente las áureas gemas de la ilusión.

 

¡Oh el encanto indecible de la sana alegría

 

        Que difunden los bronces por toda la herrería

Y cae llena de ecos al anochecer;

¡Oh, la alteza de espíritu que domina al herrero

Desde que rompe el alba sobre su yunque fiero

con un gran martillazo lleno de amanecer!

 

 

¡Salve soplos de vida que invaden la herrería

Como una bendición,

Desde que nace el día hasta que muere el día

Apagando los salmos del yunque y el marrón!

 

¡Dios proteja al herrero de brazos corpulentos

Que doma lo indomable sobre el yunque sonoro,

Y arranca a los metales estrellas y lamentos

Entre un temblor de fraguas y lágrimas de oro!

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