Mare Nostrum
Sobre el ronco oleaje de los mares navego
En mi trirreme, ebrio de una ebriedad divina,
Insuflada la nieve de mi vela latina
Por el único soplo de mi espíritu griego.
Bajo el Sol, que me clava su pupila de fuego,
Todo el bosque de palas paralelas camina,
y la chusma, afincada a los remos, se inclina
En un Ham!... tan enorme que hasta yo me doblego.
La salobre fragancia salpicante me riega,
Y por ella discurro sin más norte ni guía
Que mi alada Victoria que en la prora se anega…
Y no sé a dónde llego ni de dónde venía,
Pero en mar infinito mi trirreme navega,
Porque ha siglos que marcho sin llegar todavía…