Remembranzas
Miéntras el ave madrugadora
en la enramada canta su amor,
yo en abandono, en triste calma,
mi lira canta su fiel dolor.
Cuando la aurora a la alborada
sus galas luce con esplendor,
en mi retiro, mi dulce amada,
mis penas canto, mi sinsabor.
Y si la onda del mar se agita
su dulce arrullo llega hasta mí,
entónces huye mi triste cuita
y solo pienso, mujer, en tí.
Por eso a veces en triste hora
me pongo a solas a meditar:
tu dulce nombre, encantadora,
mi negra pena viene a calmar.
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