Tus lágrimas
Yo quiero que abandones,
sultana encantadora,
la calma arrobadora
del sueño halagador:
siento mi loco empeño
que escuches un instante
al pobre bardo errante
que canta su dolor.
Perdona, amada mia,
si en hora silenciosa,
mi lira quejumbrosa
te viene a preguntar
la causa que motiva
tu negro desencanto
y el móvil de tu llanto
que causa tu pesar.
Yo vengo a que me digas,
trigueña de mi alma,
si está en dulce calma
tu tierno corazón:
pues no me ocultes, silfa,
tus negras amarguras,
tus míseras tristuras
que causan tu aflicción.
Yo quiero, si, enjugar
tus lágrimas extrañas
temblando en tus pestañas
cual huellas de dolor:
nacidas de tu alma,
parécenme, bien mio,
cual gotas de rocío
temblando en una flor.
Derechos: Dominio público