Salomé
Mientras el fino cuerpo de Salomé temblaba
Envuelto en invisible rojo velo bordado,
La voz del gran profeta Yo’kanoon execraba
La rosa tenebrosa y amarga del pecado.
Y Salomé, soñando en su deseo, bailaba
Sobre la sangre pura del Sirio enamorado…
En tanto impuramente Herodes se embriagaba
Mirando el cuerpo rosa de Salomé velado.
Cesó luego la danza y Salomé ardorosa
Pidió de Juan Bautista la cabeza y ansiosa
Libó en la boca roja de aquel licor divino.
Y mientras embriagada soñaba un sueño extraño.
(La luna era un fuego. El cielo era de estaño)
Broqueles aplastaron su impuro cuerpo fino.
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