Al invierno
Dedicada á mi amigo D. Manuel de
Malibrau.
Pasa, otoño, veloz, pasa ligero,
Que el tiempo que adelantes en tu espacio
Yo lo bendeciré; solo suspiro
Por el calor y el fuego del verano.
- de M.
Adios, maldito invierno,
Tiempo odiado por gentes y animales,
Ni siquiera el infierno
Ha querido que pises sus umbrales,
Y osado y fastidioso
Obligas á la gente á hacer el oso.
Vete á buscar asilo
A mas leguas de mí que hay de aquí al cielo,
Y déjame tranquilo
Que pueda sin temor cortarme el pelo,
Y en mangas de camisa
Salir á mi balcon muerto de risa.
Y dejaré la capa,
Ese mueble pesado y engorroso,
Que aunque todo lo tapa,
Es mucho mas alegre y mas hermoso
Llevar un levitin
De fino paño, seda ó alepin.
Y no usaré la lana
Para evitar del viento la crudeza,
Ni ya por la mañana
Dejaré el blando lecho con pereza.
La brisa halagadora
Respiraré al llegar la fresca aurora.
Ni ya diente con diente
Daré á cada momento con disgusto:
Estaré mas caliente
Mientras alejes mas tu ceño adusto,
Y viviré gozando
Aunque tenga que estar siempre sudando.
Porque es mejor sudar
Que taparse la cara hasta las cejas,
Teniendo que ocultar
Esa parte que llaman las orejas,
Que siendo tan bonitas
No merecen tal pago, pobrecitas.
Huyan tambien contigo
Esas noches de faz negra y sombria
En que es preciso abrigo,
So pena de que alguna pulmonía
Me ponga patitieso
Aunque esté muy rollizo y muy obeso.
Y no tendré un catarro
Que obligue á la nariz á estar tapada,
Ni en asqueroso barro
Resbalará del pié la planta helada;
Porque al ver que te marchas
Los catarros huirán y no habrá escarchas.
Huye que estoy cansado
De tus frios y fuertes vendavales,
De vivir encerrado,
Y de ver á traves de los cristales
Lo que en la calle pasa,
Teniéndome que estar dentro de casa.
Deseo respirar
El aire embalsamado por las flores,
Y poder disfrutar
Del hermoso verano los calores,
Que á mí me vivifican
Y mis miembros cual tú no mortifican.
Veré en vez de tu hielo
Abierta de las flores la corola,
Y el alfombrado suelo
Me ofrecerá el jazmin y la amapola,
Las peregrinas rosas
Con que adornan su pecho las hermosas.
Que no encuentro remedio
Para ahuyentar tu frio cuando aprieta,
Que causa tanto tedio
Como causa á un enfermo que está á dieta
Y tiene hambre canina
El ver á otro almorzarse una gallina.
Me enfada y me joroba
Tenerme que poner junto al brasero
Que la salud me roba,
Y le roba al bolsillo mi dinero
Para comprar carbon,
Dando celos al siempre útil fogon.
Y estar continuamente
Con la pala en la mano y en el fuego,
Porque es tan imprudente
Que de no hacerlo así se apaga luego,
Quedándose mas frio
De lo que antes estaba el cuerpo mio.
Si quiero ir á paseo
O bien á visitar á mi embeleso,
No puedo hallar recreo,
Porque tengo por fuerza que ir muy tieso
Sin capa que me evite
Que á un ochenton en el temblor imite;
O habré de ir embozado
Cuando tanto me carga y me fastidia,
Y seré criticado
De algunos que tal vez tendrán envidia
Al ver que ellos no pueden
Embozarse cual yo sin que mal queden.
Mal, porque la etiqueta
Ir con comodidad no nos permite:
La sociedad discreta
A aquel que va con capa no le admite,
O con burlona risa
Le hace retirar mas que de prisa.
Huye pues de esta tierra,
Huye invierno maldito á otras regiones;
Contigo abierta guerra
Siempre tuvieron hembras y varones,
Y el niño y el anciano
Suspiran como yo por el verano.