Conjuro de la Manigua: La Lupe
a la lupe, cantante popular y santera del escándalo
que murió evangelizadora y arrepentida de todo el
deseo que provocó.
Maciza la negra va sacudiéndose el ansia, que perdone elegguá le canto poderoso, ábreme los caminos de la voz. ay, que me oiga el mundo, colorá de espanto ante la fuerza desta escala, arriba corazón de viento, livianita papá elegguá, la uña altiva, la uña de sustancias belicosas, la uña de llamarte a que me asistas en este viaje al centro de los centros.
Maciza la negra va abriendo esa boca santa. las alondras del buche escapan a otra esfera. Ay teatro…ensaya la impune, la ropa a quemarropa se le replega a raíz. alguien le pega fuego por la cintura desencajada. papá elegguá, asiste a esta sierva tuya, me agarro de los micrófonos para no salir volando, me agarro del foco más asfixiante, del camarógrafo voraz, me agarro de las entrañas de los pilares del chisme, la uña comunicante se me parte y ya nada detiene no, ya no hay razón para que la orquesta no salga de puntitas flotando por las pestañas de tu pecho.
Maciza la negra va abriéndose los caminos. el público trasudado, caníbal, en cuclillas, esperando el salto de su carne. papá elegguá bendito, déjame verla en pedazos, que el fantasma de su voz la encabrite, que una alondra le desenfoque el pudor y el micrófono le espante los puntitos cardinales, porque ella es quien recupera las islas en embeleso, y los ángeles cantores se callan de envidia y vergüenza, la quieren confundir de vuelo, robarle una hipotenusa del tacón, confiscarle esa boca santa… papá elegguá, protégemela, llénamela de aromas sin destilar, manténmela así desvergonzada y violenta, desnuda, intocable. aquí viene, vaso en celaje desde el camerino, aquí viene, apoteósica, con nosotros, conmigo, con ustedes, la Lupe.