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éramos tres en una casa de dos cuartos para adentro,
y tres cuartos en la calle,
entre lo poco papi tenía dos hogares
luego, sumó otro.
villa palmeras.
éramos tres en una casa de dos cuartos
pero no cabíamos en la misma cama,
sus mujeres pesaban
sus hijos pesaban,
pesaban mucho y nos hundían,
como si, de intrusos, estuviesen saltando
todos a la vez sobre nuestro techo.
éramos dos en una casa de dos cuartos
y me movieron de habitación.
fui yo,
sola,
en una casa de dos cuartos
vacíos
porque papi se fue
nos dejó un hogar en pedazos
que le tocó a mami,
volver a armar
desde las ruinas.
Derechos: Ana Castillo Muñoz