Las olas
Las olas se encrespan, las olas se agitan;
¿qué dicen las olas? ¿Por qué, su vaivén?
¡Las olas se besan, las olas se irritan,
y cantan y lloran y rezan también….!
En lechos de espumas que el aire dilata,
se enlazan amantes, vibrando de ardor,
y, en notas marinas con liras de plata,
celebran sus nupcias henchidas de amor.
¡Murmuran a veces con voz tan intensa!....
¡Parece que guardan la misma virtud
de un alma que sufre, de un alma que piensa
y rima su ritmo con hondo laúd…!
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Diríase, oyendo sus raros gemidos,
si adversa corriente las viene a mover,
que tienen pasiones y humanos sentidos,
que sienten el odio y saben querer,...
Hay olas que encierran un alma maldita:
las olas traidoras que gustan buscar
la nave con redes, de peces ahita,
que honrados marinos supieron sudar…
Hay ola que es nobles, que es fuerte y tonante,
hay ola valiente que sabe escalar
el alto pinacho de roca gigante….
y, allí en las alturas su sal… derramar.
Hay ola Poeta, raudal tan divino,
que tiene un encanto su dulce vaivén:
su dombo de agua, azul cristalino,
parece ajustado al ritmo del bien…
Hay olas verdosas: parecen la envidia;
hay olas obscuras marchando en tropel…
hay olas cobardes: parecen la insidia;
hay olas que empuja el mismo Luzbel.
Las hay agrupadas, las hay solitarias…
las hay que blasfeman en ronco tronar,
las hay que murmuran sentidas plegarias,
las hay insensibles que pueden callar…
¡Murmuran algunas con voz tan intensa!...
¡Parece que guardan la misma virtud,
de un alma que sufre, de un alma que piensa,
que rima su ritmo con hondo laúd…!