El oro de la Margarita
Toda llena de gracia,
la fina aristocracia
de su nívea corola
dobló una margarita,
que estaba triste y sola,
para cantar su cuita
a un pálido lucero.
(Un príncipe encantado, prisionero
el en palacio azul de una laguna)
Pasó un nublado, que apagó—tal una
pena nubla en el pecho la alegría—
el lucero que ardía
y en un llanto de pétalos, la flor
dijo de su dolor.
Y fué la nueva aurora.
Y, sobre el tallo erguido
de la flor angustiada, brilla ahora
un botón encendido;
porque Dios, conmovido
de la flor ante el lloro,
puso en su cáliz un lucero de oro….
Amadeo, Francisco L. "El oro de la Margarita". Antología completa de poetas portorriqueños: Los contemporáneos, editado por Carlos N. Carreras, vol. 2, Puerto Rico Ilustrado, San Juan 1922, p. 9, Colección Puertorriqueña, Biblioteca Lazaro, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.
Derechos: Dominio público