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El Proyecto de la literatura puertorriqueña El Proyecto de la literatura puertorriqueña

Dios

José Archilla Cabrera

1908

(A mi esclarecido compañero, Don Eladio J. Vega.)

 

Dios. ¿Y quién es Dios? Indefinible

Es el problema a la razón humana.

¿Podrá la tenue luz del pensamiento

Penetrar en el asilo de las almas,

Arrancar el misterio a lo profundo,

Y disipa la duda soberana

Que vuelve a vil gusano de la vida?

Si al hombre dable fuera la esperanza

De resolver el porvenir mentido

Que a la doliente humanidad embarga ;

Si es que apenas la luz de una alborada

La duda puede disipar de un sueño?

Que existe una substancia

Eterna, sin principios, luminosa,

Siendo del mundo la primera causa,

Y que lo mismo resplandece y brilla

En la fosforescencia de las aguas,

Que en los astros que adornan lo infinito,

Es verdad axiomática.

¿Qué, mísero mortal, piensas, afirmas,

Que es tan sólo ese Dios una palabra,

Que poco significa entre los seres,

Que entre los mundos representa nada?

¿Eres ateo negativo? ¿Ignoras

Que la vida es antorcha que se apaga,

Flor que alegra un instante los sentidos

Cuando marchita susurrando el aura?

Si eres finito, frágil, pasajero,

Como la espuma; ¿a qué razones tantas

Por resolver problemas omniscientes.

Como el problema de infinita causa?

Y si en el universo la existencia

De Dios, es necesaria

Para razón de ser; ¿por qué atrevido

Pretendes necio recorrer la escala

Del autor de la luz; si el hombre es polvo

Que el viento de la vida desparrama?

Escucha: ahonda en tu conciencia obscura;

Medita, piensa, filosofa, habla;

Y di si existe en lo interior un algo

Que sobrepuja a la razón humana,

Que te despierte del profundo sueño,

Que debilita tus pueriles ansias,

Que a tu agitado espíritu soberbio

A otro mundo purísimo levanta

En busca de la fe, nunca en el suelo

Llegarás a la meta que forjaran

Tus vanas pretenciones,

Porque también tu inteligencia es vana;

Humo fugaz que desvanece el viento,

Y la gloria relámpago que pasa.

Desde el huevo fecundo que genera

Al vil gusano que se tuerca en larva; 

Desde el polvo que rueda en el espacio

Hasta la estrella que en lo azul derrama

Fulgores a torrente; desde el canto

Que modulan las aves en las ramas,

Que las aves modulan en los nidos

Hasta la tierna mariposa blanca

Que en la corola virgen de las flores

El dulce néctar apacible escancia;

Desde las negras y profundas criptas

Guarida de nocturnas alimañas,

Hasta la nube plúmbea que despide

El ignoro rayo que aniquila y mata,

Vemos surgir en profusión grandiosa

De Dios la omnipotencia soberana.

¡Imbéciles! ¡Atrás! ¿Negáis la esencia

Impoluta de Dios? ¿Quién os arrastra

A ese abismo sin fondo tenebroso

De conjeturas mil? ¿Sois Himalayas

Del pensamiento humano? ¿Qué es la ciencia?

La ciencia niega la verdad increada?

Quién fué Buchner y Vogt, Leibnitz y Darwin?

¿Qué hicieron? Penetraron la morada

Del infinito, en vida? ¡Empeño nulo!

Y seguirá la humanidad errada,

Queriendo penetrar lo impenetrable

Del pensamiento en alas.

¿Quién al fijarse en la sidérea altura

Y contemplar la bóveda azulada,

A cada estrella que simula un mundo,

A cada mundo que en lo azul resalta,

No siente palpitar en su conciencia

Una misericordia soberana?

Si una reguladora

Ley no existiera poderosa y sabia,

Tampoco el universo

Del tiempo en las etapas,

¿Ha sido eternamente?

Opinar lo contrario es razón vaga,

Puesto que en Dios no cabe lo inactivo,

Sino que es luz y movimiento y llama.

Que vivifica la creación; y vibra,

En el volcán horrísono y estalla.

Y lo mismo en el átomo que rueda,

Y los mismo en el pájaro que canta

Que en el tierno capullo de una rosa,

Que en la fosforescencia de las aguas.

Archilla Cabrera, José. "Dios". Biblioteca Económica Portorriqueña, Aguas Buenas, Puerto Rico, 1908, pp. 141-3.

Derechos: Dominio público

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