Azul y gris
Mi tierra es una joya de opalinas vislumbres
en solitario engarce sobre el azul del mar,
y todo es suave en torno; las espumas se extinguen
con un ritmo de cuna sobre el manso arenal.
Algún peñasco a trechos. La roqueda es escasa.
Sus rugosos perfiles los suaviza el palmar.
Diríase gigantes que avizoran las rutas
y en actitud inmoble vigilan el umbral . . .
¡Mi tierra es una joya sobre el azul del mar!
Parece que no plugo al divino joyero
verter sobre las almas igual claror de paz,
y la jocunda risa de ese cintillo áureo
se pierde en las penumbras de un gris crepuscular.
La alegría del monte, del llano y la arboleda,
los cálidos paisajes del pincel tropical,
una leyenda tienen: es la melancolía,
diosa grave que ambula por el nativo lar
y en las copas vernales destila su nostalgia
como lluvia de otoño que empañase un cristal.
Así, mi tierra es triste. Sutil bruma la envuelve.
Valle de sombras trémulas que suspirando van . . .
¡Ella misma una sombra sobre el azul del mar!
Astol, Eugenio "Azyl y gris". Antología completa de poetas portorriqueños: Los contemporáneos, editado por Carlos N. Carreras, vol. 2, Puerto Rico Ilustrado, San Juan, 1922, p. 20, Colección Puertorriqueña, Biblioteca Lazaro, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.
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