¿El Amor…?
¿El Amor…? El amor tocó a mi puerta
con su florida y hechicera mano,
y al corazón hastiado llamó en vano:
¡en él toda pasión estaba muerta!
Agotada de arder, estaba yerta
la que fue llama de mi amor pagano;
era en balde que amor gritara ufano:
“Despierta, corazón,—soy yo—, ¡despierta!”
Ya el corazón su voz no comprendía,
de aquel dulce lenguaje la armonía
cantaba ahora como amargo llanto
que en lo más hondo, sin piedad, lo hería,
y latiendo con ritmos de agonía,
gimió:—”No puedo más… ¡he amado tanto!...