Érase un pastor
Érase un pastor florido
de finísimas guedejas,
que de noche a sus ovejas
les conversaba al oído.
Hablaba de sus bohíos
de la bondad de su cielo,
de lo noble de su suelo,
de su sol y de sus ríos.
Y así sembrando ideales,
sufrió quebrantos y males
hasta que una noche bella;
Miró a su rebaño fijo,
cerró los ojos y dijo:
que iba a buscar una estrella.
Blanco, Antonio Nicolás. "Érase un pastor". Antología completa de poetas portorriqueños: Los nuevos, editado por Carlos N. Carreras, vol. 3, Puerto Rico Ilustrado, San Juan, 1922, pp. 17-18, Colección Puertorriqueña, Biblioteca Lazaro, Universidad de Puerto Rico, Río Piedras.
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