En tu nido...
Yo quisiera cantarte en mi verso
con acentos de un raro lenguaje,
de un raro lenguaje sensual y perverso,
con sinuosidades de danza salvaje.
Yo quisiera exprimir, en el vaso
tosco de mi rima, zumos de locura,
que quemasen tu carne de raso
con el fuego impuro que a mi me tortura.
Cortante, mi frase, como un puñal sea
que de tus pudores los velos desgarre…
Que mi estrofa arda con furor de tea
evocando raptos de insano aquelarre.
De esa fiebre de ti que me mata,
es horrible y perenne el flagelo…
Sea mi verso el bajel de un pirata
que me traiga, cautivo, tu anhelo.
¡Oh visión de una luz mortecina,
alumbrado en tu lecho revuelto,
de tus flancos la curva divina
y la onda lasciva de tu pelo suelto!
¡Oh sedientas palomas de tu seno!
¡Oh musgo leve en tu busto moreno!
¡Oh turba de lunares que, golosa,
se ha dormido en tu piel voluptuosa!....
En mi pasión sin freno,
Yo quisiera morir de ese veneno,
de infinitud de amor y muerte lleno,
que tienes en los ojos, en la boca, en el seno,
¡y en cada punto de tu estatua melodiosa
en que tu sexo es rosa!