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El Proyecto de la literatura puertorriqueña El Proyecto de la literatura puertorriqueña

Sotero Rivera Avilés

(Él)

1933-1994

Escrito por Roque Raquel Salas Rivera

Sotero Rivera Avilés nació en 1933 en Añasco, Puerto Rico. Escribió en el estilo lírico que era característico del Grupo Guajana. Junto a Carmelo Rodríguez Torres y Jorge María Ruscalleda Bercedoniz, fundó el grupo literario Mester de poetas y la revista literaria homónima (1967). Publicó varios poemarios, tales como Nostalgia (1957), Abandonos (1958) y Elegía mayor a la tierra: una estampa que debe leerse en tierra seca (1968) y dejó dos manuscritos inéditos: El Pueblo Obscuro y una puerta la jardín (fecha desconocida) y un cuaderno titulado 1963.

En 1974, Rivera Avilés ganó el Premio Ventana por Cuaderno de tierra y hombre (Editorial Cultural, 1975). Dos años más tarde publicó el estudio crítico La generación del 60: Aproximaciones a tres autores (Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1976). Le siguió la publicación de Nada pierdes, caballo viejo (Faena de remedios) en 1989. En 1993 completó su única novela, Con premeditación y alevosía: (Radiografía de un crimen). Falleció en 1994. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas fueron esparcidas por el monte de Humatas.

The Rust of History (Circumference Press, 2022), traducido por su nieto, Roque Raquel Salas Rivera, es la primera selección y traducción de su obra.

El trabajo de Rivera Avilés es clave para comprender cómo los puertorriqueños negros y empobrecidos, anteriormente excluidos, obtuvieron acceso a la literatura escrita a través de reformas educativas, como el G.I. Bill, así como también la manera en que esta inclusión fue, en última instancia, condicional. A diferencia de otros escritores de su generación, también escribió sobre ser un veterano de la posguerra en un pueblo rural puertorriqueño y las promesas incumplidas de los proyectos populistas de modernización de Luis Muñoz Marín. Desmitificó el arquetipo jíbaro del jíbaro ingenuo, pero de buen corazón, salvado por la migración masiva a los centros urbanos, como San Juan y Nueva York. Escribió abiertamente sobre su diversidad funcional, ahondó en las experiencias pocas veces descritas de la migración inversa de la posguerra y dejó un registro de los regionalismos de un mundo que ya no existe. La suya es una de las únicas poesías escritas sobre Humatas, su barrio de infancia en Añasco, y siempre insistió en que la amplitud de su obra nunca podría eclipsar la importancia de la vida que llevó antes de adquirir una educación formal.