Los labios de Jesús
Labios de Jesús, finos,
de acento embriagador
como los buenos vinos;
labios, por lo divinos,
inocencia y candor;
Labios por los que en calma
fluía un manantial
lentamente de un alma
alta, como una palma,
como una palma real!
Labios que perdonaron;
que fueron dulce y miel
con la que sazonaron
el agua que tomaron
los que le dieron hiel;
labios suaves, divinos;
de voz tan celestial
que se oía en los caminos
con los sedosos trinos
de un ave de cristal;
labios adivinantes,
volved a predecir
como lo hacías antes;
¿dónde están los distantes
rumbos del porvenir?
Labios que, por divinos,
decíais la verdad;
y descifrábais caminos
para la eternidad;
ya veis que los malditos
acudimos a vos
a pediros contritos:
hablad, que los precitos
quieren oir a su Dios.
Labios que predicaron
con palabras de miel;
labios que sazonaron
el agua que tomaron
los que le dieron hiel!