[El silencio cavado aquel...]
El silencio cavado aquel
del que te hablaba
ha vuelto como una enredadera.
Descifro un poco su olor
a murmullo, pero son tal vez
los picotazos en la piel
lo que lo hace apabullante
y escarlata.
Si pudiera escribirte,
lo haría, lo juro,
pero se me juntan
las alas-escamas
y quedo agazapada
entre tanto escombro,
entre tanto “en tanto”
con una aversión encomiable.
¿Cómo te abismo?
¿Cómo, dime, escurro eso que se cuela
por las rendijas de los ojos?
Necesito para medir estas torpezas
un kaleidoscopio,
pero debe ser verde y gris.
Tal vez multiplicándolas, pueda dividirlas.
Derechos: Yomarilly Meléndez Meléndez