Sor Eliana
Del convento la campana
Con su toque triste y lento
Dobla á muerto en alba obscura,
Por la dulce Sor Eliana,
Fenecida en la clausura
Del convento.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Sor Eliana era una rosa;
Pero, ¿á que ser más divina
Que una santa
Y á que verse más hermosa
Que María en su hornacina,
Si en un claustro confina
Tal belleza, gracia tanta?
—
Boca altiva donde Monna
—Monna Lisa—
Reflejara su sonrisa
Voz hermana de un arpegio,
Porte regio,
Y ojos suaves de Madonna,
Gracias son de un dote egregio,
Más ¡cuán poca bienandanza
Dan á la que inmola á un cielo
Que contempla en lontananza
Todo anhelo,
Y ve luego con tristeza
Cómo crece su belleza
Mientras mengua su esperanza… !
—
Sor Eliana así pensaba;
Y de noche,
Ya en su celda, suelto el broche
Que sus tocas engarzaba,
Suspiraba,
Suspiraba estremecida
De estar muerta en plena vida.
—
Suspiraba al ver el astro
Que su estrella un tiempo fuera,
Por su novio en la quimera,
Por aquel que rojas flores
En su boca abrir hiciera,
Sobre el rastro
De los besos triunfadores.
En el ánsia sobrehumana
De aquel ósculo de fuego
Que encendía
En sus labios, flor de grana,
Sor Eliana,
Sor Eliana se moría,
Como flor falta de riego.
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Y murió en un alba incierta
Con la boca siempre altiva,
Entreabierta
Por la angustia que sofoca,
Y se vió después de muerta
Una rosa roja y viva
Florecer sobre su boca.