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El Proyecto de la literatura puertorriqueña El Proyecto de la literatura puertorriqueña

El poema del amor

Juan Ezequiel Comas Pagán

1920

A LA HIJA DEL CARIBE.

 

Muchos tu historia cantaron

pero no te comprendieron,

y si soñarte lograron,

víctimas acaso fueron

sólo de lo que soñaron.

 

Para cantar tu grandeza

idiomas no tiene el mundo,

para pintar tu belleza

hay que sentir tu pureza

del alma en lo más profundo.

 

Eres el verbo bendito

de la voluntad suprema

del universo infinito,

que en letras de luz escrito

deja su eterno poema.

 

Si endulzas á los vergeles

el néctar de sus rosales

y sus lirios y claveles,

la abeja sabrosas mieles

te devuelve en sus panales

 

Si rindes á la floresta

tus hechizos seductores,

ella, á celebrar tu fiesta,

¡con cuánto placer se presta

coronándote de flores!

 

Si hurtas al lecho paterno

de una Virgen los encantos,

Angel purísimo, tierno,

baja al nuevo hogar materno

para calmar los quebrantos.

 

Mayor prodigalidad

no existe, ni mejor palma,

pues ¿qué más felicidad

que dar la mitad del alma

á quien nos dá la mitad?

 

Aves, flores, y arroyuelos,

Brisas, campiñas y mares,

Y nubes y astros y cielos,

¿cuáles son vuestros anhelos?

¿cuáles son vuestros pesares?

 

Vuestro anhelo es el amor,

vuestro pesar su mudanza,

hojas de una misma flor,

que une á la cruz del dolor

el iris de la esperanza

 

Por eso la Providencia

de ambas forma un sólo ser,

Y refunde la existencia

En luz, en aire, en esencia,

En ave, en flor, en mujer.

 

¡El Amor! . . . .si conservarlo

quereis para apetecer,

es preciso no tocarlo,

por no tener que llorarlo

al instante de perderlo.

 

Mirad, sino, al Paraíso:

Eva, dulce, encantadora,

Adán, amante, indeciso,

bajo el deslumbrante hechizo

de la sierpe tentadora.

 

Triste el aura se adormece,

casi el ave no palpita,

la linfa gemir parece,

el Paraíso enmudece,

la noche calla, medita.

 

Sube el carmín á la cara,

á los ojos el anhelo,

la miel á la boca avara,

á la mente la luz clara,

su ósculo de amor al cielo.

 

Y al romper con ansia loca

su cáliz el GENIO alado,

que la privanza provoca,

se deshace en cada boca

la hostia santa del pecado. . . . . 

 

Efímera pesadumbre,

crepúsculo de inquietud,

que une, al rayo de su lumbre,

la fe con la incertidumbre,

el pecado á la virtud.

 

Y fué que al llegar el día

de la peregrina historia,

delirante de alegría,

el Dios divino ofrecía

al Dios humano la gloria! . . .

 

Al par la aurora silente

su disco de oro levanta,

y la pareja inocente

envuelta en la luz naciente,

tiembla de júbilo y canta.

 

Y desde entonces los nidos

y las auras y las brumas

y los campos florecidos

y los mares dormidos

en su regazo de espumas,

 

cantan con vibrante lira,

bajo cielos de arrebol,

el poema que me inspira,

mientras albora ó espira

La espléndida luz del sol.

Derechos: Dominio público

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