El aerópago de los tritones
¡Contemplad a los peces monstruosos,
A los bellos caballos de mar
En sus pánicos maravillosos
Bajo viento y en recia pleamar!
El abrupto arrecife y el piélago
Se han cubierto de espuma y de sol,
Y en los golfos del áureo archipiélago
Se oye el eco del dios-caracol.
Cuatrocientos tritones marciales,
Dioses-peces borrachos de azur.
Son los buzos que pescan corales,
Los que sopla las nubes al Sur.
Ved a cuatro! Proceden del mono,
Hablan griego y han ido a guerrear:
Son los cuatro que arrastran el trono
Del olímpico dueño del mar.
Ved el salto que ha dado aquel otro!
Es de agallas e hirsutas melenas:
Coronadlo! Es el mágico potro
Que se roba las lindas sirenas.
Aquél tiene el abdomen de toro.
Sobresale en la oceánica tropa
Por su crin y sus cuernos de oro:
¡Es el héroe del rapto de Europa!
Ese feo, de labios feroces,
Debe ser el hijastro de Ixión.
Aquél: uno de los semidioses
Argonautas del áureo toisón.
Esos dos son anfibios. El uno
Es Anceo y el otro se ignora:
Son hipógrifos que ata Neptuno
Al polícromo carro de Aurora.
Este viejo, de piel color rosa
Con la barba espumosa y marchita,
Es el pez que anunció la gloriosa
Navidad de la bella Afrodita.
Y aquel otro de escamas de fuego,
Con la aljaba y el arco divino,
Aquel pez inequívoco y ciego,
Es el ágil Cupido marino!
¡Oh, los bellos caballos monstruosos!
Contempladlos nadar y volar
En sus pánicos maravillosos
Bajo viento y en recia pleamar.