La nieve
¿Qué flor de brumas deshoja
algún ángel, desde el cielo,
que desciende en tenue velo,
como llanto de congoja,
y sobre la cumbre arroja
menudos pétalos blancos
y el fondo de los barrancos
tapiza de terciopelo?...
—
Cae la nieve, cae la nieve
mansamente:
y al beso de la mañana,
suavemente
en un contracción leve,
cristaliza la fontana
su agua pura;
y en el cielo
asoma su desventura
envuelta en grisáceo velo,
la tempestad; ave blanca
la nevada, cruel, arran a
las plumas de su plumaje,
que, como copos cayendo
sobre el desnudo ramaje
y el sobre el triste sendero,
¡hace que el pobre viajero
esté, al caminar, muriendo!...
¡Nieve casta, nieve pura! :
ya que, en virginal albura,
eres la novia que jura
al dolor, suave cariño,
¡cubre con el casto armiños
de tu impoluto cendal,
la baba que, en el rosal
y en la lujuriante era,
vierte la oruga rastrera,
por un bien haciendo un mal!...
¡Nieve pía!
¡ave de melancolía! :
ahoga al insecto infernal
bajo tus alas de cera…
¡que ya con la Primavera
vendrá el momento floral,
tras angustias temblorosas,
en que se cubran de rosas
las ramas de mi rosal!...